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Entrevista con Juan Carlos Tejeda Hisado, CEOE:

4 de julio de 2025

Entrevista con Juan Carlos Tejeda Hisado, CEOE

1. Recientemente, ha crecido el interés público por el modelo de la formación dual universitaria en España. Cada vez son más las universidades que ofrecen este tipo de titulaciones. Esto es positivo, ya que sin duda este modelo puede proporcionar a los jóvenes una formación sólida y, por tanto, buenas oportunidades de empleo. ¿Por qué crees que existe ahora tanto interés por la mayoría de las universidades? ¿Este desarrollo nos permite ser optimistas?

España afronta un importante problema de vacantes en casi todos los sectores de actividad, a pesar de las elevadas tasas de desempleo que aún tenemos, lo que significa que tenemos que replantearnos si estamos actuando del modo correcto y dando respuestas eficientes.

El cada vez mayor desajuste entre la cualificación que ofrecen las personas trabajadoras y la que demandan las empresas supone un serio problema para nuestra competitividad. Parte del origen del mismo radica en que los vigentes sistemas formativos no están sabiendo dar una adecuada respuesta a las necesidades actuales del mercado laboral. El sistema universitario no es ajeno a esta desconexión.

Seguir formando con metodologías y en materias del siglo XX para necesidades del siglo XXI se traducirá, en el mejor de los casos, en un estancamiento crónico de nuestro estado de bienestar.

Consciente de esta situación y de la necesidad de preparar a los estudiantes para su incorporación al mercado laboral, la universidad española está acercándose paulatinamente a nuevas metodologías de aprendizaje, como la “mención dual” o las “microcredenciales”, tal y como posibilita la reciente reforma universitaria (Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario).

Por otra parte, la creciente competencia entre centros universitarios (96 universidades, 50 públicas y 46 privadas) -cuyas matriculaciones apenas han crecido en los últimos años por, entre otras razones, el auge de la Formación Profesional- hace que las universidades se vean obligadas a ofrecer un valor añadido que las haga más atractivas para las familias y los alumnos.

Además de todo lo anterior, sus demostrados beneficios, hacen que la formación dual universitaria se encuentre en el centro de los debates universitario y empresarial. Aunque, no obstante, llegamos con cierto retraso respecto a los países de nuestro entorno.

2. Desde el punto de vista de la CEOE, ¿dónde veis el potencial de este modelo? ¿Puede el programa de estudios duales ser un modelo de éxito para el futuro?

En CEOE tenemos claro que la formación dual universitaria está ganando relevancia en el ámbito académico español debido al enorme potencial que tiene para todas las partes involucradas. 

En el caso de las empresas, se consolida como una estrategia eficaz para formar profesionales que se ajusten a sus necesidades concretas, facilitando la incorporación de talento joven previamente seleccionado, reduciendo así los costes de selección y contratación y asegurando, también, el relevo generacional, que recordemos se hace imprescindible para garantizar la continuidad de, incluso, algunos de nuestros sectores, muy envejecidos. Además, fomenta una alta fidelización de los aprendices, quienes reciben una formación actualizada y orientada a su rápida inserción laboral, adquiriendo no solo competencias técnicas sino también personales y sociales, esenciales para el entorno profesional, en un contexto motivador y, en algunos casos, con compensación económica.

Desde la perspectiva del Estado, la formación dual universitaria permite compartir la responsabilidad educativa entre el sector público y privado, aliviando la carga presupuestaria y mejorando la empleabilidad juvenil. Asimismo, tiene efectos positivos en la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social, dado que desde el 1 de enero de 2024 es obligatorio cotizar por estas estancias. 

Las universidades, por su parte, fortalecen sus vínculos con el sector empresarial y consolidan un ecosistema de colaboración que favorece la innovación y la transferencia de conocimiento debido a que mejora la preparación y empleabilidad de sus graduados.

Por tanto y sin duda alguna, se trata de un modelo éxito para el futuro en el que todos ganan: las empresas forman talento a medida, los estudiantes se preparan mejor para el empleo, el Estado mejora los niveles de empleabilidad juvenil y el estado de bienestar, y las universidades fortalecen su conexión con el entorno productivo. 

3. Por otro lado, ¿qué obstáculos reconoces? ¿Cómo pueden superarse? ¿Y qué partes interesadas están implicadas?

En CEOE nos preocupa, especialmente, la limitada capacidad para acoger alumnos que tiene nuestro tejido empresarial debido a su tamaño. 

Según el Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), a enero de 2025, en España había casi 3,3 millones de sociedades mercantiles, de las que apenas 1,2 millones contaban con, trabajadores en plantilla. El resto, más de 2 millones, se correspondían con autónomos sin trabajadores.

Asimismo, de todas ellas, el 99,8% eran pymes que tenían entre 0 y 249 asalariados.

Con esta estructura empresarial es muy complicado dotar de plazas duales suficientes para acoger a los más de 1,2 millones de alumnos de Formación Profesional que, desde la reciente reforma del 2022, están obligados a realizar estancias formativas en empresas, así como a los de formación dual universitaria.

Con el objetivo de poder superar esta barrera, desde CEOE estamos reclamando a las diferentes administraciones la puesta en marcha de incentivos que hagan más atractivo a las empresas el acogimiento de aprendices ya que supone una gran responsabilidad y esfuerzo para las mismas.

Para realizar estas propuestas, hemos analizado los modelos de los países de nuestro entorno con sistemas duales de éxito, como Alemania, Austria, Reino Unido, o Francia, verificando que todos ellos disponen de ayudas que permiten que las empresas se impliquen y comprometan con las estancias de los aprendices. Países que, cabe señalar, cuyos índices de productividad y competitividad son superiores a los de España. 

Entre estos incentivos destacan las exenciones en las cotizaciones sociales; las subvenciones específicas para compensar el salario del aprendiz; las bonificaciones por la contratación; o los fondos para los “organismos intermedios” sectoriales o un salario mínimo interprofesional específico para los aprendices.

Confiamos poder ir avanzando a este respecto en breve para poder acometer el importante reto que, como país, tenemos que afrontar.

4. ¿Qué se necesita, desde el punto de vista de la CEOE, para que la universidad desarrolle una formación dual de calidad?

En términos generales, es esencial que el sistema universitario se adapte mucho mejor y de manera más eficiente a las necesidades del mercado laboral, lo que, sin duda, implica actualizar y flexibilizar los programas académicos para que respondan a las auténticas demandas cambiantes de cualificaciones y habilidades prácticas requeridas por nuestras empresas. Por ello, desde la CEOE destacamos la importancia de que las universidades integren al sector empresarial en la definición y actualización de los programas universitarios, asegurándose así que los graduados adquieran las competencias necesarias para su inserción laboral.

Además, es crucial fomentar una relación más estrecha entre universidades y empresas, con un papel destacado del empresariado en la gobernanza universitaria. A este respecto, la formación dual universitaria, donde los estudiantes combinan estudios académicos con experiencia laboral en empresas, es una de las formas más efectivas de lograr esta integración. Desde la CEOE también sugerimos incluir la enseñanza de la «iniciativa emprendedora» como requisito en los grados universitarios relacionados con el sistema productivo de cara a preparar mejor a los estudiantes para el entorno laboral.

Finalmente, consideramos que establecer marcos de colaboración sistémicos entre universidades y empresas es fundamental para superar la brecha de cualificaciones y mejorar la empleabilidad de los graduados, garantizando que adquieran las competencias necesarias para afrontar los retos del futuro.

5. Desde tu experiencia en la formación profesional dual, ¿qué diferencias y similitudes ves entre la formación profesional dual y la formación dual universitaria?

La primera de todas es el recorrido realizado hasta la fecha. En el caso de la Formación Profesional, sobre la base del diálogo social, CEOE, Gobierno y el resto de agentes sociales, llevamos desde el año 2012 desarrollando un modelo dual que bien podría denominarse como “proyecto piloto o experimental” y que ha servido de base para la reciente reforma del 2022. Durante estos años, hemos aprendido mucho sobre lo que hay que hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, lo que no se debe hacer.

Sin embargo, y salvo algunas excepciones puntuales, en el caso de formación dual universitaria, estamos al inicio del camino, por lo que sería inteligente aprovechar los aprendizajes adquiridos con la implementación de la FP dual y continuar profundizando en ellos, siempre desde la colaboración público – privada y el diálogo con las empresas 

Por otro lado, la política universitaria y la de formación profesional son diferentes, por lo que los modelos duales no pueden ser iguales. Es decir, para que sean efectivos se han de tener en cuenta las singularidades propias de cada una de las ramas formativas.

La autonomía académica con la que cuentan las universidades en el diseño de sus planes de estudio y en la gestión de sus recursos contrasta con la limitada autonomía de los centros de Formación Profesional, estando más regulados por las administraciones educativas. Esto, sin duda alguna, va a condicionar el desarrollo e implementación de la dualidad en el ámbito universitario.

No obstante y a pesar de ello, hay indudables similitudes entre ambos modelos en cuanto a la propia conceptualización de lo que se entiende por aprendizaje dual, como es la imprescindible corresponsabilidad entre el centro y la empresa para asegurar que la formación, ya sea universitaria o de Formación Profesional; también debe estar alineada con las necesidades del mercado laboral o la búsqueda por parte de ambos sistemas de la inserción laboral de los estudiantes, facilitando la siempre complicada transición al mundo laboral. 

Asimismo, e independientemente de otra serie de requisitos formales comunes (existencia de convenio de colaboración y de un proyecto formativo; tutores de centro y de empresa; evaluación del rendimiento; existencia de beca o contrato, etc.), los dos modelos deben poner el foco en la adquisición de competencias (técnicas, personales y sociales) esenciales para el entorno profesional y el mundo empresarial.

6. España, como muchas otras economías occidentales, se enfrenta al reto de tener que aumentar su fuerza laboral y su competitividad económica. Al mismo tiempo, la transformación hacia una economía sostenible debe realizarse con éxito. ¿Qué puede aportar a ello el modelo de la formación dual universitaria?

El economista estadounidense y premio Nobel de Economía Paul Krugman dijo que «La productividad no lo es todo, pero a largo plazo, es casi todo».

Pues bien, nuestro país presenta un importante problema de productividad empresarial y, por ende, de competitividad que afectan a nuestra capacidad de crecimiento económico y a nuestra capacidad para converger con los países más avanzados de la Unión Europea, tal y como recoge el informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) sobre la productividad en España.

Según dicho informe, nuestro país ha mostrado un crecimiento de la productividad inferior al promedio de la UE, -entre 2013 y 2023, la productividad por ocupado en España solo creció un 0,7%, mientras que en la UE aumentó un 5,9% y la productividad por hora trabajada aumentó solo un 4,2% frente al 8,1% en la UE- a lo que hay que añadir que existen disparidades en la productividad entre comunidades autónomas, lo que pone de manifiesto cierta falta de cohesión económica dentro del país.

Uno de los factores que más estaría impactando en nuestra productividad es el mencionado desajuste, entre la cualificación que ofertan los trabajadores y la que demandan las empresas. Por ello, es crucial mejorar la formación del capital humano mediante una formación más vinculada a las necesidades del tejido productivo y es ahí, en donde la formación dual universitaria debe jugar un papel crucial. 

Ya nadie discute que las formaciones duales, bien sea la universitaria o la FP, van a ser uno de los factores clave que mayor impacto tendrán en la mejora de nuestra maltrecha competitividad.

En relación con la imprescindible transformación de nuestras empresas hacia el ámbito de la sostenibilidad, los jóvenes que participan en formaciones duales universitarias, pertenecientes a una generación mucho más sensibilizada en esta materia, servirán como motor de cambio en las estructuras empresariales, muchas veces ajenas a la misma, convirtiéndose en referente mentores inversos del resto del equipo.

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